20 de agosto 2024
Este agosto lo he pasado entre Badajoz y Guipúzcoa. Bueno, y Madrid también, que algo había de trabajo pendiente, de eso os contaré otro día. Verano de contrastes; la provincia más grande y la más pequeña; amarillos y ocres en una, verde y azul en la otra; calorazo y txirimiri.
En Badajoz, vida tranquila, de pueblo, libro y piscina. En verano aprovecho para leer, que es otra forma de viajar, y si leo viajando, viajo dos veces. Una de mis lecturas ha sido Crónica del pájaro de daba cuerda al mundo del sempiterno aspirante al Nobel Hakura Murakami, una historia delirante e hipnótica, en la que se funden fantasía y realidad, saltos en el tiempo, narraciones de la Segunda Guerra Mundial y un misterio que el protagonista debe resolver.
En Guipúzcoa, fiestas, playa y visita obligada a Chillida Leku, en Hernani, precioso espacio dedicado a la obra de Eduardo Chillida, en el que conviven la naturaleza y el arte. En la foto, La casa de Hokusai, obra en la que Chillida homenajea al artista japonés, autor de La gran ola de Kanagawa. A mí me parece que hay una conexión entre ambos autores, en la búsqueda de la naturaleza y su conexión casi espiritual con ella. En San Sebastián, como ya sabéis, y si no lo sabéis os lo digo yo, ir de pintxos ya es una costumbre casi más propia de turistas franceses que de españoles. Esta vez he probado algunos sitios nuevos por Gros y Eguía y la verdad, no me han decepcionado. Allí siempre es fácil acertar.
En Madrid, encuentro un kit de cocina japonesa y algunas instrucciones para hacer mis pinitos en ese universo gastronómico. Pues allá que vamos. Ya de vuelta de Japón, perdón, digo de Extremadura y País Vasco, con ganas de un septiembre apasionante.
Espero que tu verano haya ido genial y hayas podido descansar, aunque sea un poquito.